martes, 15 de mayo de 2007

JOVENES DIFERENTES INDIFERENTES

Hernando Restrepo Morales.
Cod.:0624070.
Andrea Rodríguez.
Comunicación oral y escrita II.

Jóvenes diferentes e indiferentes

“Resulta fácil decir que no puede considerarse responsable al individuo por actos ejecutados mediante una presión insoportable,
porque el individuo depende por completo de la sociedad en que
vive y ha de aceptar sus normas ciertamente. La presión externa logra, en alguna medida, reducir la responsabilidad del individuo,
pero nunca eliminarla.”

Albert Einstein.

A lo largo de la historia, la sociedad se ha presentado como el ente modelador y regidor de los destinos de los hombres. Así mismo, es claro que dicho organismo ha determinado, a partir de los componentes fundamentales para su existencia (espacio geográfico, las personas, etc.), una serie de características intrínsecas a la función implícita con la que cumple de dar una estructura general a la vida de las personas en un lugar determinado. Es precisamente en pro de dicha función que el “ente” sociedad ha impuesto reglas o limites dentro de los que las personas se deben acoplar para hacer parte de una sociedad determinada, asumiendo cada una un rol[1] correspondiente que permita la correcta funcionalidad social.
Es bajo esta imposición que los actuales jóvenes (personas entre los 17 y 26 años), considerados en las ultimas dos décadas como el componente mas diciente y ejemplarizante de la situación general de la sociedad debido a la concentración en éstos de la fuerza y habilidad productiva para sostener o poner en crisis el actual modelo social, se ven envueltos en una encrucijada: tener que apropiarse de un rol con el que, prestando diversos y específicos servicios o actividades que promuevan la función de la sociedad en sí, no sólo sostendrán a ésta como tal, sino que además, entre ellos, entre sus similares, adoptarán y visibilizarán una serie de diferenciaciones que, a pesar de ser históricamente preexistentes en el sistema social, son, de manera errónea, reconocidas e imputadas como propias y subsecuentes al propio ser de los jóvenes.

Históricamente, la sociedad siempre ha reconocido y distinguido dos clases de personas: el niño o el adulto. Pero desde hace casi dos siglos -y con mucho fuerza en lo últimos 50 años, se viene reconociendo el surgimiento de una nueva capa social denominada Jóvenes. Ésta capa social se encuentra determinada y diferenciada de las otras dos por ser un periodo de permisividad que media ente la madurez biológica y la madurez social y durante la cual se gozan de ciertos privilegios como no tener responsabilidades por y con sigo mismo y exceso de tiempo libre. Dichos privilegios son en últimas, el principio de la generación de diferencias entre los jóvenes.
Los privilegios son, como su definición lo da ha entender, todas aquellas ventajas, gracias o prerrogativas de la que goza una persona o un conjunto de ellas y que no es asequible a una generalidad. Visto desde los jóvenes en general solo significa diferencias. Es aquí donde aparecen los jóvenes integrados y los jóvenes no integrados.
Los Jóvenes integrados son personas pertenecientes a estratos socioeconómicamente acomodados que gozan, en su máxima expresión y cabalidad, la definición de lo que se considera, según estudiosos de la materia (antropólogos y psicólogos), como personas jóvenes, es decir viven una etapa llena de excesos y experimentaciones de su propio entorno. Toman todo lo que éste les ofrece, lo interiorizan y lo desechan con la misma facilidad y rapidez con la que cambian de ropa,”Yo ya he vivido y hecho de todo, solamente me falta ir a la luna-dice Juan Carlos, un joven de noveno semestre de economía, en medio de una rumba de electrónica en el Alférez Real”.
Desde esta perspectiva parece que los jóvenes solo serian aquellas personas que pueden mantener un ritmo de vida agitado, marcado por excesos y lleno de experiencias que sólo se podrían vivir debido al pago que se haga por las mismas. Las otras personas que, dentro del mismo rango de edad, simplemente carecerían tácitamente de juventud y de ser considerados como tales. Todas estas personas jóvenes, son denominadas como no integrados, es decir no se encuentran dentro del ciclo comercial y mercaderista, que el modelo social impone, y que es intrínsecamente lo que diferencia el ser o no ser un joven integrado. A pesar de ello, los jóvenes no integrados son considerados y reconocibles como tales debido a la posición social que ocupan en su entono: no son padres, pero tampoco son hijos.
En últimas, Los jóvenes son reconocibles de una u otra forma, no importa si son integrados o no, sobre ellos recae alguna sigma que los hace diferenciar de la capa social de niños, así como de la de adultos.

Sin embargo, a pesar de la diferenciación marcada entre las dos formas de ser reconocido como joven, existe una característica posicional que los une y enmarca en una misma etapa. Esa etapa es denominada Juventud.
La juventud precisada como la etapa activa de vida por la que, inevitablemente, todo ser humano se ve obligado a pasar, es aquella en la que las personas, al encontrarse cegadas por sus ansias de conocimiento y exploración del mundo social que les rodea , adquieren de una u otra manera características y experiencias que su propio entorno les provee y que ellos interiorizan a través de la experimentación,”Me encanta sentir el vértigo de nuevas emociones, como la que me causo el fin de semana pasado el haber combinado tequila, ron y un cóctel todo raro-dice Juan Carlos. Sabia una chimba, me dejó en un éxtasis completo”.
Pero la experimentación también retoma y hace alusión a una virtud personal como la adaptación y la improvisación en lugares o situaciones que los ameritan y de los cuales se quiere sacar experiencia, sobretodo a jóvenes no integrados como Jorge, quien con 19 años de edad y estar viviendo en un barrio popular muy cercano al cordón de miseria de Palmira, ha tratado de sacar el mayor provecho (en experiencias) dentro de la sociedad que se mueve:“Hay días en que puedo desayunar como rico, con banano, leche y corn fleaks, cuando tengo suficiente plata o cuando voy donde unos tíos ricos (…) en cambio, hay días en que solo puedo tomar agua panela y eso (…). Hay días en que puedo ir a tomar en un bar (la Roka), los otros días solo no hago nada…”. En la juventud se interiorizan la mayor cantidad de experiencias del mundo social, que siendo tan diferentes, reflejan oposiciones drásticas entre los propios jóvenes, como el look, los accesorios de moda entre otros, que son realmente superficiales, pero que son más visibles por que se encuentran sobre los cuerpos de los jóvenes.

Pero a pesar de todo, los jóvenes no son distintos. Lo diferente y cambiante, que hace que se distingan entre sí, es la sociedad misma. El modelo social que domina y rige en el mundo actual ha establecido, con gran anterioridad, bases y parámetros que, tomados como imposiciones para las personas, principalmente a los jóvenes, son los ejes a partir de los cuales estos(los jóvenes) se inician, diversificadamente, en la apropiación de costumbres y tradiciones que su propio entorno (ya especifico y diferente) les ofrece y mediante los cuales adquieren cierta distinción que los proyecta como auténticos o sin igual ante sus contemporáneos. Por ejemplo un joven integrado (de estrato 4, 5 o 6) va a sitios como clubes sociales o discotecas “caras” a las cuales puede acceder por su condición económica, mientras que un joven no integrado (de estrato1, 2 o 3) va a sitios “baratos” como bares, estancos o pequeñas discotecas a las cuales su condición socioeconómica y su entorno les permite; así sucesivamente se marcan las diferencias de moda, tendencias o formas de vida, entre muchas otras mas, que no serian visibles si vivieran marcados bajo un mismo entorno, con una condiciones equitativas de dinero, educación, etc. Es decir, las imposiciones de la sociedad, aunque muy sutiles “aparentemente”, son los verdaderos abismos “segregacionales” que hacen diversificar a los jóvenes en cuanto a su ser, el cual no es directamente responsable de la diferencias, pues como todas las personas, depende de la sociedad, aunque, todo esto deja ver como el modelo social es la verdadera diferencia de trasfondo que existe entre los jóvenes, el cual es por tanto donde se origina la verdadera diferenciación entre las sociedades juveniles, también es claro que los jóvenes por ello no dejan de ser autónomos y responsables de sus actos y por tanto tiene la obligación de empezar a plantear soluciones que les ayuden y promuevan ser vistos como una igualdad, indistintamente de lo que le imponga la sociedad. Los jóvenes no pueden ser atenidos a que la sociedades la única responsable de lo que les sucede a ellos. Los jóvenes también pueden ser vistos como personas autosuficientes y vitales para crear una igualdad general entre ellos. La cuestión no es poder, es si en verdad ¿los jóvenes quieren ser tratados como iguales?



[1] Papel o conducta que desempeña un individuo dentro de un grupo social en particular, a partir del cual dilucida su propia forma de vida, que en ultimas, será su estilo de afrontar su entrada al modelo social dominante. Por ejemplo un conductor de taxis escoge esta ocupación o trabajo esperando con ello, además de servir a su sociedad, una “bonificación” social con la cual desarrollarse como persona.